lunes, 20 de septiembre de 2010

JUAN FRANCISCO ELSO




POR GERARDO MOSQUERA

 
La mano creadora, una escultura de Elso que reproduce su propia mano con ramas, fibras y papel amate, a gran escala, sirve de logotipo al proyecto Ante América. Es una mano llena de heridas que sangran, con la línea de la vida cortada. Su autor murió a los 32 años y se está convirtiendo en un mito.

Juan Francisco Elso, El rostro de Dios, 1987-88.

El arte fue para él un proceso místico de identificación con el mundo por vía de cosmovisiones latinoamericanas, a la vez que un proceso de orientación étnico-existencial enlazado con su vida íntima, significativo de modo directo para su propia formación. Así, hay ingredientes de importancia no explicitados en las obras, pues éstas son en realidad momentos finales de ciertas partes del proceso, códigos mediante los cuales Elso compartía sus iluminaciones. Por ejemplo, la imagen de José Martí está "cargada", a la manera de un nkisikongo, con sangre del propio artista mezclada con la de s junto con otros elementos ocultos dentro de una oquedad en el cuerpo de la figura. Estos componentes poseen carácter ritual y simbólico en una dimensión real (constituyen una ceremonia personal), y a la vez en otra de significados artísticos. Pero con significantes que quedan ocultos a la mirada, contradiciendo la condición semiótica del arte. Es como si su fuerza simbólica se aprovechara sólo crípticamente, como poder esotérico de la imagen.
Por concepción y método, el arte de Elso regresaba un tanto a fundirse de nuevo con la magia, la religión y la educación, todo en función de comprender el mundo y armonizar la relación humana con él, profundizando en la cosmovisión "primitiva" y reciclando sus bases. Sin dejar de ser arte en el sentido actual, quedaba a la vez muy dentro de esta cosmovisión, a la cual ponía a discurrir con una perspectiva contemporánea, aunque de envergadura trascendente. Se destaca con elocuencia en la recepción que provoca su obra. Al comentar su muestra personal del año pasado en el Centro de Artes Visuales del MIT, un crítico de Boston afirmaba que "estos objetos poseen un poder más allá de su artesanía, incluso más allá de sus medios estéticos", mientras otro decía que "irradian una especie de trascendencia sublime que llena literalmente la galería con su presencia", para concluir: "Es arte elevado en su forma más auténtica."

Juan Francisco Elso, La mano creadora, 1987-88.

La plástica del siglo XX ha usado morfológica y temáticamen te la magia, el mito y el ritual. Elso los empleaba como tales, metodológicamente, desde ellos mismos. Su magia, su religión y su pensar mitológico no eran reales sino artísticos: medios en función de su arte. Pero a la par lo transformaban, porque en cierto sentido sí eran reales dentro de su actividad y su propia vida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario