miércoles, 29 de diciembre de 2010
jueves, 30 de septiembre de 2010
LIBERTAD DE ELEGIR SER LIBRE.
lunes, 27 de septiembre de 2010
Pisando firme - Caminando sobre mis huesos.
En la quietud de mi taller camino y camino, algunas veces sobre elementos frágiles, solo hay que saber pisar sin miedo, caminar con paso firme.
Una de mis mascotas asaltó mi "Taller en Fa" -aún no sé cuál de ellos- robándose una maraña de huesos y dejándola abandonada en el patio lo que dio origen a esta acción.
La llovizna suave, después de muchos días sin agua del cielo, me animó a caminar sobre mis huesos, a deconstruir mi obra, a rescatarla de sus astillas de huesos rotos, como los míos luego de mi largo y divertido caminar por la vía, a hacerla resurgir, resucitarla y con ella yo; lo que en un segundo me consternó, luego me llevó a reflexionar de manera fugaz y decidida. Volví a sonreír, comprendí que mi humanidad no pesa nada, que soy liviana, que no rompo huesos pero sobre todo que sigo viva. Me di cuenta que veo muertos, que soy frágil y vulnerable. Por todo ello solo vivo el instante presente, amo lo que hago; procuro siempre estar en conexión con Aquel superior que lo mueve todo, Él por encima de mi cabeza.
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Acciones artísticas de calle - Web -Instalación.
M1ML: Arquitectura efímera y acciones artísticas en el espacio público0 comentarios / ¡comenta!
lunes, 20 de septiembre de 2010
Juan Francisco Elso 2
Juan Francisco Elso, Caballo contra colibrí (Inconcluso), 1988. |
Juan Francisco Elso, Por América, 1986. |
JUAN FRANCISCO ELSO
Juan Francisco Elso, El rostro de Dios, 1987-88. |
Juan Francisco Elso, La mano creadora, 1987-88. |
Juan Francisco Elso Padilla (1956-1988).
En Elso se apuntaba una posibilidad de transformación del arte. Este fue para él un proceso místico de identificación con las esencias latinoamericanas. Un proceso enlazado con su vida personal, significativo de modo directo para su propia formación.(…)
Por concepción y método, su arte regresaba un tanto a fundirse de nuevo con la magia, la religión y la educación, todo en función de comprender y mejorar al mundo y al hombre profundizando en la cosmovisión “primitiva” y reciclando sus esencias.(…)
Un profeta y a la vez un tipo de barrio. Un iluminado que guiaba un Chevrolet 53, un trascendentalista de la calle, un místico antillano, un hombre en el centro de muchas vertientes.
Originalmente, Elso era sobre todo un grabador, pero que en sus paseos cotidianos recogía objetos en los que encontraba un encanto especial. Por esa vía, haría una empatía especial con el “arte pobre” de Joseph Beauys. En contacto con esos presupuestos concibió una manera completamente nueva de hacer: a partir de allí su obra desestimó las fronteras genéricas tradicionales o las mezcló de manera particular, se consagró a la confección de instalaciones más bien efímeras, cuyo interés no estaba tanto en el resultado final, sino —como en los alquimistas— en la renovación que se producía en su interior, mientras la creaba.
Eso explica, por ejemplo, el sentido de la larga secuencia fotográfica realizada por Gory, que registra el proceso creativo de su instalación La fuerza del guerrero de manera más bien milimétrica. Para el profano, apenas hay diferencia entre una y otra imagen, pero lo que se procuraba era nada menos que sorprender el instante mágico de aquella “destilación” y registrar, si ello fuera posible, la silueta espiritual del artista.
No es extraño que una de las obras que abren la renovación artística de los ochenta sea su arquetípico Martí, presentado a la II Bienal de La Habana bajo el título Por América . El personaje histórico ha sido sincretizado con San Lázaro o Babalú Ayé, en una escultura de formato reducido y con una factura que recuerda los santos de la devoción popular. El rostro es el del héroe, pero el cuerpo está cubierto de llagas como el del orisha y muy ligado como este a elementos naturales como la tierra y la hierba. Elso —como antes Carlos Enríquez o Jorge Arche— quiere romper con el personaje patrimonio de los políticos y lo introduce en el ámbito de las devociones populares, en los cultos propiciatorios de la vida, puesta sobre él una mirada más desgarradora e íntima. Según Mosquera, la pieza es “un ícono de la mística revolucionaria”.
Lo singular en Elso no es que redescubriera ciertas manifestaciones del arte popular, ni que se apropiara de símbolos de la imaginería religiosa, sino que su quehacer irradiaba una ética y, más aún, una espiritualidad contagiosas. De ahí que sus coetáneos y más aún los más jóvenes, que llegaron al arte a mediados de los ochenta, lo vieran como una especie de “gurú”, definitivamente santificado por la temprana muerte. Otros creadores de aquellos días han sido juzgados y discutidos por la crítica, en el caso de Juan Francisco apenas parecen caber dos posiciones: reverenciarlo o ignorarlo.
La admiración que por este artista sentían sus coetáneos, el espontáneo reconocimiento que le otorgaron como auténtico guía, no significa que se consagrara una manera o estilo único, ni mucho menos que se sentara una escuela en torno a su quehacer. Eran muchos los que reconocían su liderazgo espiritual, su entusiasmo creativo era contagioso, pero cada cual tenía fuentes propias de alimentación: Humberto Castro y Moisés Finalé lograban estilos propios a partir de la explotación de recursos que venían del expresionismo y de la Nueva Figuración, mientras que Tomás Sánchez fundía en un todo ecléctico su filosofía oriental de búsqueda de la armonía, con el instrumental del fotorrealismo despojado de su carga banalizadora, gracias a una buena dosis de conceptualismo, sin que esto significara descuido de la factura. Leandro Soto, después de sus iniciales experiencias con el arte cinético y las acciones plásticas, se fue a vivir una experiencia de purificación espiritual con una comunidad aborigen en México y su arte se llenó de una fuerte carga antropológica, semejante a la que cimentó la pintura de José Bedia, aunque este lo hiciera más apegado a fuentes iconográficas y documentales.
domingo, 19 de septiembre de 2010
lunes, 30 de agosto de 2010
sábado, 29 de mayo de 2010
Breves nociones sobre la Venezuela Precolombina
Según señalan Salazar y Vargas, 1992, se ha comprobado la presencia de seres humanos en nuestra territorio desde fechas muy tempranas de la historia de América, se cree que aun siendo difícil el acceso a estas tierras, su riqueza debe haber sido tal que los retuvo hasta el punto de llegar a instalarse aún con las condiciones adversas que pudieran existir, sin embargo su estadía fue nómada ya que recogían tubérculos y frutos, cazaban, pescaban y recolectaban conchas marinas.
viernes, 28 de mayo de 2010
Propuesta plástica
RESUMEN
En esta propuesta se representan algunas deidades, que emergen de la fantasía y del ensueño; un ente, un icono utópico. Su hábitat es una cueva – inspirado en el arte rupestre – que simboliza la interioridad, cosmos mágico representado por deidades dotadas de poder recóndito y fascinante; lo numinoso como sensación de temor y misterio en presencia de un mundo extraño, una manera de expresar un sentimiento de fusión entre el mundo humano y el natural, la unión entre los acontecimientos de la mente y los del mundo exterior.
De igual manera se representa otra naturaleza, este ámbito es cruel y pavoroso; para ello se ha creado una serie de elementos que han sido inhumanamente empalados, su origen está dado por la práctica sanguinaria y brutal que sufrieron nuestros aborígenes a mano de los conquistadores cuando trataron de arrebatarles sus creencias y echar por tierra sus deidades. Se recrean un mundo donde afloran las deidades de nuestros ancestros, a las que no quisieron renunciar, por lo que como represalia resultaron empalados. Este trabajo se inició como una representación pictórica, iconográfica, más adelante esa misma entidad mágica continúa representándose tanto en xilografías como en planchas grabadas al ácido. Se mantiene una propuesta conservacionista, empleando materiales que podrían considerarse de desecho y que al ser trabajados pasan de ser objeto a ser sujetos. Se emplean huesos en su mayoría de pescado, se procesan tal como se hace en el laboratorio Ictiológico, ahora de manera totalmente libre, se mezclan diferentes fibras, hojas, flores secas, cera de abeja, se usan alambres y metales para unir los diferentes elementos, buscando la tridimensionalidad y a manera de ensamblaje se colocan empalados en un pedestal. Esta propuesta se genera por el deseo de querer saber un poco más sobre nuestros orígenes, sobre cómo eran nuestros ancestros, que legado nos dejaron, en que creían, como veneraban a sus deidades, esto lleva al surgimiento y creación de un grupo de deidades en donde cada una de ellas es un ente mágico lleno de poder y misticismo.