miércoles, 5 de agosto de 2009

La Araucana de Alonso de Ercilla c. 1569 - c. 1589

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La Araucana de Alonso de Ercilla c. 1569 - c. 1589

El poema épico La Araucana, del escritor y poeta español Alonso de Ercilla y Zúñiga, revela la transición entre dos mundos, propia del periodo posterior al descubrimiento y la conquista de América. Por ello es considerada la primera epopeya del renacimiento español y, al mismo tiempo, del continente americano.
Caupolicán nacido a principios del siglo XVI en el valle del Pilmaiquén, en 1553 fue elegido toqui (cacique que tomaba la dirección militar de las tropas araucanas). Organizó junto con el caudillo araucano Lautaro la resistencia contra los españoles y ambos llegaron a capturar y dar muerte al conquistador Pedro de Valdivia en diciembre de ese año. Su gran carisma hizo que fuera elegido jefe único tras el fallecimiento de Lautaro en abril de 1557 para enfrentarse a las tropas españolas. No obtuvo ninguna victoria y perdió gran parte de su ejército. Batido en retirada a las montañas cercanas a la recién fundada ciudad de Cañete de la Frontera (la actual Cañete, en la provincia chilena de Arauco) durante el gobierno de García Hurtado de Mendoza, fue apresado por Alonso de Reinoso el 5 de febrero de 1558. A cambio de su libertad, ofreció devolver a los españoles los objetos arrebatados a Valdivia, pero aquéllos no confiaron en sus ofertas y fue condenado a morir empalado.

Galvarino (fallecido en 1557), cacique araucano. Demostró toda su sabiduría y temple guerrero cuando, en el mes de octubre de 1557, fue capturado por las tropas del recién llegado gobernador García Hurtado de Mendoza. Éste quería aplastar el levantamiento indígena que cuatro años antes, liderado por los caudillos Caupolicán y Lautaro, había puesto fin a la vida de Pedro de Valdivia. Acusado de haber dado muerte a un español, Galvarino fue condenado a la amputación de sus manos.
Alonso de Ercilla relata en La Araucana este episodio: para atemorizar a sus seguidores, “el gobernador hizo que, en efecto, le fuera cortada la mano derecha; Galvarino por su propio heroísmo puso la otra, incluso el cuello, pero su vida fue perdonada, siendo devuelto, mutilado, a su tribu. Posteriormente, participó activamente en la batalla de Millarapue, librada el 30 de noviembre de 1557, en la que fue apresado y hecho ahorcar junto a otros treinta caciques”.
Por su gallardía y afán defensor de su tierra, su figura inspiró a Pedro de Oña en el Arauco domado, al historiador Suárez de Figueroa en su obra Hechos de don García Hurtado de Mendoza, así como el ya citado Ercilla.

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