Forma de pena de muerte que consistía en "ensartar al reo en un palo puntiagudo", de tal manera que no muriese enseguida sino que lo hiciera poco a poco. Se sabe que ya utilizaron esta cruel forma de ejecutar a un reo, los asirios y babilónicos en la Antigüedad y más tarde fue el instrumento favorito de los afganos y turcos. Los anglosajones utilizaron esta forma de ejecución en la Edad Media para las madres infanticidas. También su usó en Francia hasta el s. XVII.
El instrumento ejecutor era un poste de madera ensebado y aguzado por un extremo. El reo era tendido en el suelo, atados los tobillos por sendas cuerdas de las que tiraban unos ayudantes mientras con otra le sujetaban los brazos tirantes. Los ayudantes separaban las piernas al máximo y el verdugo introducía el extremo puntiagudo por el ano empujando el palo lentamente por medio de golpes dados con un mazo de madera. Evitando con habilidad órganos vitales, hacía avanzar la punta del palo hasta que salía por un hombro cerca de la escápula. Así ensartado el individuo como si fuese en un asador, se colocaba en posición vertical, clavando el extremo no puntiagudo en el suelo. De esta manera el sujeto quedaba expuesto por 24 a 48 horas que duraba el tormento. Los asirios clavaban al individuo atravesando el tórax o el abdomen con lo que quedaba como doblado en dos partes. En estos casos, la muerte era más rápida. Después de la toma de una ciudad era espectáculo normal ver a todos los varones capturados formando un bosque de empalados en las afueras.
El instrumento ejecutor era un poste de madera ensebado y aguzado por un extremo. El reo era tendido en el suelo, atados los tobillos por sendas cuerdas de las que tiraban unos ayudantes mientras con otra le sujetaban los brazos tirantes. Los ayudantes separaban las piernas al máximo y el verdugo introducía el extremo puntiagudo por el ano empujando el palo lentamente por medio de golpes dados con un mazo de madera. Evitando con habilidad órganos vitales, hacía avanzar la punta del palo hasta que salía por un hombro cerca de la escápula. Así ensartado el individuo como si fuese en un asador, se colocaba en posición vertical, clavando el extremo no puntiagudo en el suelo. De esta manera el sujeto quedaba expuesto por 24 a 48 horas que duraba el tormento. Los asirios clavaban al individuo atravesando el tórax o el abdomen con lo que quedaba como doblado en dos partes. En estos casos, la muerte era más rápida. Después de la toma de una ciudad era espectáculo normal ver a todos los varones capturados formando un bosque de empalados en las afueras.
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